La luz, los sonidos y el cielo de finales del estío van cambiando de matices, formas y colores. El tiempo se sosiega y adormece en espera de brindar los frutos ya maduros por el sol, a la humanidad sureña.
El gran Creador se dispone a plasmar sobre el inmaculado lienzo llamado Genal, la sinfonía cromática más bella y sobrecogedora jamás contemplada en las tierras de Al Andalus.
La paleta la forman castaños, encinas, quejigos, alcornoques; también sauces, chopos, higueras, fresnos y pinsapos, de mil tonalidades imaginables y el agua, don gracioso del cielo, dispone el cuadro: caótico y etéreo, susceptible y efímero.
Sin duda alguna, el otoño es la estación más hermosa del año para dejarse impresionar por el espectáculo de luces y colores que presenta el Valle del Genal. Nosotros os vamos a proponer un recorrido por el valle alto: El Havaral; pero esta vez te propongo querido amigo, experimentar y dejarte seducir por los sonidos acuosos del Genal otoñal, cuando las lluvias llenan de vida las fuentes y manantiales; los cauces de cañadas, escorrenterías y arroyos.
Podemos comenzar el recorrido en la carretera A-376 Ronda-Costa del Sol y tomar el desvío que indica a Parauta, Cartajima y Júzcar.
Dejamos a la izquierda la carretera a Parauta y continuamos bordeando el cancho Armola, poco después y unos dos kilómetros antes de llegar a Cartajima, cruza nuestro camino el arroyo Bolones, descendiendo entre pequeños saltos y pozas; siendo espectacular tras fuertes lluvias. Se pierde bajo el caserío de Parauta, acogiendo otros arroyos que formaran el rió Nacimiento, una de las cabeceras del Padre Genal.
Tras dejar Cartajima se asoman a nuestra derecha imponentes columnas pétreas de formas excéntricas y caprichosas, son los Riscos de Cartajima y Júzcar, un impresionante torcal que nada tiene que envidiar a otros de justa fama.
Llegamos a Júzcar, cortejados de bosques de castaños y nada más abandonar la población una imponente y original encina junto a la carretera, propone un nuevo paisaje de tierra y frondosidad. El arroyo Majales atraviesa la carretera, descendiendo encajonado entre moles calizas, aunque tan solo se muestra orgulloso y trepidante en los meses más pluviosos. Por debajo de la carretera tiene su nacimiento el rió de La Zua, quien se apresta a sorprendernos en el siguiente hito.
A un kilómetro y medio de Júzcar parte a la izquierda un carril que vadea el río Genal a la altura de la zona conocida como Moclón, allí se celebra la romería de Júzcar y en verano se disfruta de una zona de acampada en la chopera. Siguiendo un camino aguas arriba se pasa junto a la antigua fábrica de hojalata, al llegar a un azud, conocido como la Charca Verde, cruzamos el rió a la derecha para discurrir por la antigua acequia de la fábrica, después de un trecho descendemos al rió para subir por un afluente del Genal que surge a nuestra izquierda; prepárate a disfrutar de la Sima del Diablo, son cuatro bellísimas chorreras, podremos remontar dos de ellas y disfrutar igualmente de la tercera.
Reiniciamos el recorrido en Júzcar para alcanzar Faraján. Al inicio de la calle principal se ha colocado un panel que indica el camino de Las Chorreras. Pasada la plaza del pueblo se desciende por estrechas callejuelas hasta un carril que tomamos en bajada, muy poco después surge a nuestra derecha un pequeño y serpenteante sendero que nos conduce al travertino de Faraján, formado por las aguas del arroyo Balastar. Desde una barandilla-mirador se medio observa la primera de las chorreras. Podemos acercarnos tomando un ramal a la derecha y buscar entre los huertos la base de la cascada.
Para disfrutar de la otra chorrera, seguimos descendiendo por la vereda, cruzamos el arroyo y descendemos suavemente con el barranco de Los Cobarros a nuestros pies. Dejamos una pequeña majada y andamos sobre una acequia que nos sitúa muy cerca del otro salto de agua, este más alto y espectacular que el primero.
De vuelta al pueblo, retomamos la carretera camino de Alpandeire, de entre el caserío sobresale y llama la atención su iglesia, de grandes dimensiones y conocida como La Catedral de La Serranía.
Junto a las últimas casas de la zona baja del pueblo se sitúa el Pozancón, una alfaguara, normalmente seca, pero amigo, cuando llueve y revienta ofrece uno de los espectáculos naturales mas impresionantes y también efímeros, contemplables en estos pagos. La cantidad de agua que puede llegar a soltar es enorme. Si queremos redondear el espectáculo visual, tan solo tendremos que descender por la pista situada por encima del Pozancón y andurrear algo más de un kilómetro, para tomar a la izquierda un marcado y corto sendero entre alambradas; tras sortear la angarilla, buscamos entre las encinas el mejor lugar para otear El Chorrerón, la más impresionante cascada de toda La Serranía; lastima que el espectáculo tan solo sea posible tras y poco después de fuertes lluvias.
Para finalizar vamos a visitar la chorrera de Las Vasijas, debemos pues, tomar el antiguo camino a Atajate, parte de la calle Posito y nos guiaremos por los hitos colocados para realizar este recorrido sendérico entre estos dos pueblos. Una vez llegados a la Loma de Enmedio, nos sorprende un perezoso estratégicamente ubicado en un cruce de caminos. Continuamos la bajada hasta llegar al cortijo de los Casarones, por debajo discurre el arroyo de Laza y entre los bancales se medio adivinan los restos del poblado morisco de Audalazar.
Tomando como referencia el cortijo antes reseñado, buscamos la acequia que surge junto a la casa y algo por encima del arroyo. Reiniciamos la marcha aguas arriba y siempre por la acequia, para encontrar en poco tiempo y a nuestra diestra, la chorrera de Las Vasijas, que se precipita en un bonito salto en busca del arroyo de Laza.
El gran Creador se dispone a plasmar sobre el inmaculado lienzo llamado Genal, la sinfonía cromática más bella y sobrecogedora jamás contemplada en las tierras de Al Andalus.
La paleta la forman castaños, encinas, quejigos, alcornoques; también sauces, chopos, higueras, fresnos y pinsapos, de mil tonalidades imaginables y el agua, don gracioso del cielo, dispone el cuadro: caótico y etéreo, susceptible y efímero.
Sin duda alguna, el otoño es la estación más hermosa del año para dejarse impresionar por el espectáculo de luces y colores que presenta el Valle del Genal. Nosotros os vamos a proponer un recorrido por el valle alto: El Havaral; pero esta vez te propongo querido amigo, experimentar y dejarte seducir por los sonidos acuosos del Genal otoñal, cuando las lluvias llenan de vida las fuentes y manantiales; los cauces de cañadas, escorrenterías y arroyos.
Podemos comenzar el recorrido en la carretera A-376 Ronda-Costa del Sol y tomar el desvío que indica a Parauta, Cartajima y Júzcar.
Dejamos a la izquierda la carretera a Parauta y continuamos bordeando el cancho Armola, poco después y unos dos kilómetros antes de llegar a Cartajima, cruza nuestro camino el arroyo Bolones, descendiendo entre pequeños saltos y pozas; siendo espectacular tras fuertes lluvias. Se pierde bajo el caserío de Parauta, acogiendo otros arroyos que formaran el rió Nacimiento, una de las cabeceras del Padre Genal.
Tras dejar Cartajima se asoman a nuestra derecha imponentes columnas pétreas de formas excéntricas y caprichosas, son los Riscos de Cartajima y Júzcar, un impresionante torcal que nada tiene que envidiar a otros de justa fama.
Llegamos a Júzcar, cortejados de bosques de castaños y nada más abandonar la población una imponente y original encina junto a la carretera, propone un nuevo paisaje de tierra y frondosidad. El arroyo Majales atraviesa la carretera, descendiendo encajonado entre moles calizas, aunque tan solo se muestra orgulloso y trepidante en los meses más pluviosos. Por debajo de la carretera tiene su nacimiento el rió de La Zua, quien se apresta a sorprendernos en el siguiente hito.
A un kilómetro y medio de Júzcar parte a la izquierda un carril que vadea el río Genal a la altura de la zona conocida como Moclón, allí se celebra la romería de Júzcar y en verano se disfruta de una zona de acampada en la chopera. Siguiendo un camino aguas arriba se pasa junto a la antigua fábrica de hojalata, al llegar a un azud, conocido como la Charca Verde, cruzamos el rió a la derecha para discurrir por la antigua acequia de la fábrica, después de un trecho descendemos al rió para subir por un afluente del Genal que surge a nuestra izquierda; prepárate a disfrutar de la Sima del Diablo, son cuatro bellísimas chorreras, podremos remontar dos de ellas y disfrutar igualmente de la tercera.
Reiniciamos el recorrido en Júzcar para alcanzar Faraján. Al inicio de la calle principal se ha colocado un panel que indica el camino de Las Chorreras. Pasada la plaza del pueblo se desciende por estrechas callejuelas hasta un carril que tomamos en bajada, muy poco después surge a nuestra derecha un pequeño y serpenteante sendero que nos conduce al travertino de Faraján, formado por las aguas del arroyo Balastar. Desde una barandilla-mirador se medio observa la primera de las chorreras. Podemos acercarnos tomando un ramal a la derecha y buscar entre los huertos la base de la cascada.
Para disfrutar de la otra chorrera, seguimos descendiendo por la vereda, cruzamos el arroyo y descendemos suavemente con el barranco de Los Cobarros a nuestros pies. Dejamos una pequeña majada y andamos sobre una acequia que nos sitúa muy cerca del otro salto de agua, este más alto y espectacular que el primero.
De vuelta al pueblo, retomamos la carretera camino de Alpandeire, de entre el caserío sobresale y llama la atención su iglesia, de grandes dimensiones y conocida como La Catedral de La Serranía.
Junto a las últimas casas de la zona baja del pueblo se sitúa el Pozancón, una alfaguara, normalmente seca, pero amigo, cuando llueve y revienta ofrece uno de los espectáculos naturales mas impresionantes y también efímeros, contemplables en estos pagos. La cantidad de agua que puede llegar a soltar es enorme. Si queremos redondear el espectáculo visual, tan solo tendremos que descender por la pista situada por encima del Pozancón y andurrear algo más de un kilómetro, para tomar a la izquierda un marcado y corto sendero entre alambradas; tras sortear la angarilla, buscamos entre las encinas el mejor lugar para otear El Chorrerón, la más impresionante cascada de toda La Serranía; lastima que el espectáculo tan solo sea posible tras y poco después de fuertes lluvias.
Para finalizar vamos a visitar la chorrera de Las Vasijas, debemos pues, tomar el antiguo camino a Atajate, parte de la calle Posito y nos guiaremos por los hitos colocados para realizar este recorrido sendérico entre estos dos pueblos. Una vez llegados a la Loma de Enmedio, nos sorprende un perezoso estratégicamente ubicado en un cruce de caminos. Continuamos la bajada hasta llegar al cortijo de los Casarones, por debajo discurre el arroyo de Laza y entre los bancales se medio adivinan los restos del poblado morisco de Audalazar.
Tomando como referencia el cortijo antes reseñado, buscamos la acequia que surge junto a la casa y algo por encima del arroyo. Reiniciamos la marcha aguas arriba y siempre por la acequia, para encontrar en poco tiempo y a nuestra diestra, la chorrera de Las Vasijas, que se precipita en un bonito salto en busca del arroyo de Laza.
2 comentarios:
Hola, he intentado contactar contigo pero no hay direccion de mail .
Se ve que conoces la sierra bien, el caso es que ando buscando un descenso llamado creo, Majales, sabrias decirme algo?
Muchas gracias y feliz año¡¡¡
El arroyo Majales atraviesa la carretera de Júzcar a Faraján, queda por encima del puente de la misma, muy cerca de esta primera población. Hace escasas fechas se ha instalado para su descenso deportivo
Saludos
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