EL CAMINO
Rafael Flores Domínguez - Rondeño con vocación de serrano
Ahora que estamos en mayo, el que llaman mes de las flores, es tiempo propicio para disfrutar de los coloridos paisajes andaluces, en compañía de amigos, familiares o en total soledad y recogimiento. Seguro que cada uno de nosotros encuentra una motivación bien distinta para hacer algo tan ancestral, sano y natural como andar.
Hace unos días me hallaba por tierras del Entorno de Doñana recopilando datos y realizando fotos para un futuro libro de los Espacios Naturales Protegidos de la provincia de Sevilla, proyecto enmarcado en una nueva colección de guías de senderismo de la fecunda Editorial La Serranía. Mi sorpresa fue mayúscula cuando divisé a lo lejos, bajo la sombra de un vetusto acebuche, en la Cañada Real de Los Isleños, a mis amigos Rafael Lesmes y Aurelio Ortega: dos grandes aventureros, dos excelentes personas, dos inquietos andarines; sin duda, dignos herederos del espíritu soñador de los viajeros románticos que durante los siglos XVIII y XIX recorrieron la exótica Serranía de Ronda.
Tras el feliz encuentro y las preguntas de rigor: Por mi parte: ¿Mira, que hacéis vosotros por aquí? Por la de ellos: ¿Pero si es el Flores?, me cuentan con todo lujo de detalles los pormenores vividos en esta nueva historia, que les trae de Ronda al Rocio en tan sólo seis duras jornadas divididas en los 250 km que median entre la Ciudad Soñada y la aldea almonteña.
Mucho, muchísimo podríamos relatar de estos dos insignes personajes; de sus participaciones en la prueba de los 101 Km de La Legión, o en carreras competitivas bajo las siglas del club Km 1; pero venidos al caso, quisiera recordar aquella hazaña llevada a cabo por Rafael y Aurelio, cuando partieron de Ronda un 3 de septiembre de 2007 y tras completar 1.200 km a pie, llegaron un 6 de octubre a la capital gallega e icono de la cristiandad: Santiago de Compostela. Toda una proeza para estos dos jóvenes jubilados que les llevó a cubrir una media de 35,3 km al día, atravesando Andalucía en 7 días, Extremadura en 9, Castilla y León en 11 y Galicia en 7. A pesar de los pesares, cuando les preguntas por estas y otras gestas, siempre demuestran una gran humildad; una pauta más y signo inequivo de la grandeza y calidad humana de Rafael y Aurelio. No han hecho más que acabar esta travesía, cuando ya se han fijado una nueva meta: realizar el Camino de Santiago desde Roncesvalles.
Por todo esto y mucho más, en el verano de 2008, la Asociación Senderista Pasos Largos tuvo a bien y por unanimidad de su Junta Directiva, premiar a ambos con el: Bastón Senderista del Año 2008, máxima distinción que otorga desde hace ya 14 años el club montañero rondeño a las personas o instituciones que se han destacado en la defensa y promoción de nuestro entorno natural y sobre todo en el impulso del senderismo.
Tras el grato rato de charla y las consiguientes fotos para el recuerdo, nos fuimos alejando, ellos hacia Villamanrique de la Condesa, penúltima etapa de la travesía, y yo para la laguna de la Dehesa de Abajo, a ver pájaros y buscar senderos. No puedo dejar de esbozar una sonrisa al recordar lo que con ardiente deseo me decía Rafael: ¡nada más llegar al vado del Quema bautizaré a Aurelio como Trueno del Camino y el a mi como Jabato del Camino!
En los próximos días, miles y miles de peregrinos transitarán hacia la aldea del Rocio por esta tierra pródiga, icono de la Naturaleza salvaje europea. Tanto unos como otros y en un mismo escenario buscamos un fin, una quimera, un anhelo, un sentido; pero lo innegable y común a todos, es que no hay otra manera de conseguirlo sino hacemos antes EL CAMINO.