Siempre he defendido la idea de que Ronda no debe subyugarse al modelo turístico tipo: Costa del Sol. Ni nuestro entorno natural, ni nuestro clima, ni nuestras comunicaciones, por citar algunos parámetros, se ajustan a ese escenario de progreso, tajantemente agresivo con el medio ambiente y con los valores etnográficos de la ancestral tierra de la Serranía: cantada, elogiada y descrita por los atónitos viajeros románticos de los siglos XVIII y XIX, que hallaron aquí, el último reducto indómito de una Europa abocada al raciocinio y a la Era Industrial.
Pues eso, que no se trata de enjaularnos en la Andalucía de “pandereta”, ni de “hacer ascos” a la búsqueda de una mejor calidad de vida y a los parabienes que nos ofrece el progreso; pero claro está, no debemos hipotecar nuestro futuro renunciando a nuestras raíces, a nuestra historia y a nuestra cultura, dibujada en la pulcra fisonomía de nuestros pueblos, en nuestros peculiares paisajes y en nuestras gentes.
Quien tenga a bien leer mis artículos, ya se habrá percatado de mis numerosas proposiciones a nivel comarcal, (Piensa global, Actúa local) relacionadas con los recursos alternativos, emergentes o escasamente desarrollados. Sinceramente, creo que se pueden alcanzar las mismas metas y grados de bienestar que las sociedades más avanzadas del planeta, sin tener que copiar esos modelos de desarrollo aparentemente geniales, pero realmente cancerigenos; sin rehusar de nuestro acervo, apuntando firmes al futuro, con la ideas claras y depositando nuestros esfuerzos en las propuestas del progreso sostenible.
A pesar de todos sus atractivos, como el centro de interpretación del Puente Nuevo, la Mina de la Casa del Rey Moro, el paseo de los Ingleses o el Asa de la Caldera por nombrar algunos, podemos afirmar que con una acertada gestión y aplicando una buena dosis de originalidad, podríamos convertir el Tajo de Ronda en un escenario multiaventura, donde tendrían cabida un buen número de actividades relacionadas con el deporte de montaña y la educación medioambiental.
Muchos rondeños sabrán ya, que hace unos meses se equipó el cañón del Tajo como barranco deportivo; probablemente, el primero del mundo que discurre por las entrañas de una ciudad. Algunas empresas de turismo activo, con el beneplácito y visto bueno de la Empresa Municipal de Turismo de Ronda y del propio Consistorio, han comenzado a explotar este nuevo recurso turístico-deportivo, que sin duda está redundando en un aumento de la actividad de estas empresas y en la contratación de monitores especializados, con lo que se ha conseguido crear algunos puestos de trabajo. Por suerte, las otroras putrefactas aguas del río rondeño, ahora corren limpias; tan sólo hay que esperar a la llegada de las lluvias para que en poco tiempo desaparezcan los lodos acumulados en el lecho. Otro atractivo de interés que sumar en este teatro de las delicias para los amantes de las fuertes emociones, lo situamos en las vías ferratas situadas por encima de los molinos. Todos sabremos a que nos referimos si hablamos de las “grapas” que suben desde los antiguos molinos, hoy sepultados por las rocas caídas en el terremoto de 1917, hasta la plataforma donde se yergue el arco del Cristo. La modalidad de la escalada por “vías ferratas” tiene gran tradición en los macizos europeos y ahora ha desembarcado en nuestras tierras, auspiciada entre otros, con fondos provenientes de la Diputación Provincial de Málaga, que a través del estudio de definición que realiza la Asociación Senderista Pasos Largos, dotará a ciertos enclaves de la Serranía de Ronda con 10 vías de diferentes niveles.
Parece ser que se están dando los primeros pasos para dotar al paraje del Tajo de Ronda con algunas infraestructuras relacionadas con el turismo ornitológico, como pueden ser paneles informativos, casetas de avistamiento, etc. Este filón nos deparará importantes y felices noticias a corto plazo; sobre todo, gracias al tesón y empeño de organismos como el Centro de Iniciativas Turísticas de la Serranía de Ronda, que no para de promocionar en ferias especializas y en los foros pertinentes, un sector compuesto por consumidores de gran poder adquisitivo. En cuanto a la riqueza floral del paraje del Tajo de Ronda, no hay duda alguna. Ya apunté en el número 34 de la Revista Puente Nuevo, en el artículo titulado: Algunos apuntes e ideas sobre la gestión de la flora silvestre de la ciudad de Ronda, ciertas ideas como la instauración de un recorrido botánico por el camino de los Molinos hacia el barrio de San Francisco, dotado con tablillas informativas, paneles explicativos y el soporte de una pequeña publicación sobre la identificación de la flora silvestre del lugar.
A sabiendas de que levanta cierta controversia, no quiero dejar de citar el antiguo proyecto de funicular en el Tajo de Ronda. Famosos son el del cerro Calamorro, en el municipio de Benalmádena y bastante lejano, el de Fuente Dé, en el ya citado parque nacional de Picos de Europa. Bueno, bueno, ese sería un tema apasionante, del cual habría que estudiar sus pros y contras… mejor, lo dejamos como está.